Vol. 7 No. 1 (2021): Abusos sexuales en Latinoamérica y libertad religiosa
La libertad religiosa admite estudio desde una doble dimensión: por una parte la promoción del derecho fundamental a la libertad religiosa que corresponde al Estado, en el sentido de garantizar las condiciones para el desarrollo de la dimensión espiritual y dignidad humana de las personas; y, una dimensión de prevención que corresponde a las entidades religiosas, que busca una actuación preventiva para el disfrute de este derecho fundamental.
Si se espera que a nivel social se comprenda, acepte y respete la libertad religiosa que el Estado reconoce y protege, es preciso que las organizaciones religiosas sean entidades serias y creíbles en materias como el trato hacia sus miembros, la protección de menores de edad, transparencia y responsabilidad con que se asumen las diversas iniciativas que posean, etc.
Las dos primeras décadas del S. XXI se han visto marcadas por el reconocimiento de la existencia de abusos sexuales contra menores de edad, particularmente en la Iglesia Católica, algunos ocurridos hace mucho tiempo, así como otros recientes.
También se han ido develando otros tipos de abusos – de conciencia o de poder –en contra de menores de edad como de personas adultas y vulnerables.
Cuando estos delitos se cometen en contextos religiosos–cualquiera sea su denominación religiosa o creencias – hay un sustrato común: ocurren en un ámbito de relaciones que por su naturaleza debiera amparar, acoger, cuidar y proteger.
Las personas van en confianza, con la esperanza de encontrar respuestas para su vida o acercarse a Dios y por el contrario encuentran –en algunas personas, abusadores – engaño, sometimiento, utilización, entre otras experiencias denigrantes. Con esto se erosionan creencias básicas que afectan a las personas, a nivel espiritual o existencial. Las consecuencias del abuso son devastadoras, tanto a nivel personal, familiar y comunitario.